martes, 28 de julio de 2020

Dilación que conduce a la Inacción

¿Cuáles son las consecuencias de estar en un estado permanente de inacción?

¿Se obtendrá algún beneficio cuándo dilatamos premeditadamente las actividades o tareas?

¿Eres una persona con enfoque en la productividad o en la procrastinación?

Actualmente nos encontramos en un contexto volátil, incierto, complejo y ambiguo, en un escenario de cambios y retos desafiantes, vivimos en mundo acelerado, en espacios de multitareas y multiplataformas, compitiendo con la prisa y el apremio. Por ello, el tener un espacio de calma, quietud, paz, conexión consigo mismo, a veces podría resultar ser algo utópico, efímero y circunstancial, considerando a aquel que goce de este beneficio, como alguien privilegiado en sus tiempos y espacios.

No obstante, a pesar del contexto ágil en que nos desempeñamos, relacionando con aquellas características mencionadas líneas arriba, se puede advertir que muchas personas, dilatan sus tareas o actividades, cayendo irremediablemente en la inacción; vale decir en el ejercicio de la PROCRASTINACIÓN.

La procrastinación (del latín procrastinare: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro), postergación o posposición, es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables por miedo a afrontarlas. *Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española (2014). «trasmañanar». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Madrid: Espasa


En consecuencia, el caer en este mal hábito, traería algunas consecuencias directas con relación a nuestra productividad personal e imagen profesional. Lo cual podría conducir a lo siguiente:

1.  Retraso en la consecución de nuestros objetivos.

2. Acumulación de trabajo o tareas.

3. Mala gestión de tiempo.

4. Improvisación en el desarrollo de las tareas o actividades.

5. Resultados no esperado e improductivos.

En base a las presentes consideraciones, es importante también manifestar que la procrastinación se enfoca en tres aspectos: evasión, activación e indecisión.

a. Por evasión, cuando se evita empezar una tarea por miedo al fracaso. Se puede relacionar con un problema de autoestima.

b. Por activación, cuando se posterga una tarea hasta que ya no hay más remedio que realizarla. Es un problema contrario al anterior.

c. Por indecisión, típico de las personas que, intentando realizar la tarea, se pierden en pensar la mejor manera de hacerlo sin llegar a tomar una decisión. Parálisis por análisis.

En ese sentido, es vital poder reflexionar de manera sincera, si estamos enfocados en la productividad o hemos caído en la procrastinación. Para que a partir de ello, poder redefinir nuestro accionar buscando la mejora en la productividad personal, algunas consideraciones iniciales que podrían ayudarnos a dejar de procrastinar:

•            Fijar plazos de culminación en el desarrollo de las tareas o actividades.

•            Realizar seguimientos periódicos del avance de las tareas o actividades.

•            Dividir las tareas o actividades.

•            Agendar las acciones a desarrollar, para evitar las omisiones.

•            Enfocarse en los resultados a obtener y en el adecuado desarrollo del proceso.

Recordemos, que cada quien es el mayor responsable de las decisiones y las acciones que realiza en el día a día; por consiguiente, los resultados obtenidos serán reflejo del esfuerzo, tiempo y dedicación, que hemos invertido en nuestras actividades.

Comienza ahora mismo y ten la firme convicción de culminar oportunamente aquello que iniciaste.

Que tengan un productivo accionar.